Mil veces discutimos esto en clase. Pensando conforme a mi formación jurídica, y sobre todo por todo el esfuerzo que nuestros profesores han dedicado para que nosotros tengamos convicción en defender a los derechos humanos, el aborto es algo inaceptable (salvo algunas excepciones). Es una clara violación al derecho a la vida. Y no hay libertad que valga frente a ese derecho.
Nuestra Constitución repudia toda limitación a este derecho, al punto que Uruguay fue uno de los países precursores en abolir la pena de muerte.

Yo no creo en que estemos en el campo de la libertad de la mujer, porque es algo que va más allá de su cuerpo. Decir que un embarazo se limita al cuerpo de la mujer es retroceder 100 años en la ciencia. El feto, es un ser individual e independiente a su madre, es una nueva vida. Es un ser autónomo. No es el cuerpo de la mujer. Y para mi, el aborto no es un asunto de la mujer. En todo caso es un asunto de los padres. (así como el embarazo no es un asunto de la madre "y que se maneje"; es un asunto de los padres).


Sin embargo, ¿por qué defiendo cualquier norma que habilite a alguien a abortar?. Porque por encima del deber ser, y de lo que siento una obligación, está lo que yo siento y veo como persona. Veo un país lleno de niños que no tienen futuro. Algunos, porque sus padres son unos irresponsables de mierda y en vez de pensar en tener 1 o 2 hijos y darles el mejor futuro que podrían darles, tuvieron 10 y los mandaron a todos a la calle a laburar, robar, etc. Otros, porque pese a vivir en hogares acomodados, no los quisieron tener, y tampoco pudieron/quisieron abortar. La crianza de un niño no sólo requiere plata: requiere ganas, corazón, educación. No sirve de nada crecer en el desamparo y en la marginalidad ... no hay plata que arregle esos sentimientos.

Yo hoy cojo. Me cuido aunque se que ningún método es perfecto. Fui bien educado en la reproducción, en evitar el embarazo, etc.
Pero no quiero ser padre. No en este momento. No tengo dinero, no tengo convicciones, no tengo autoridad moral, no tengo estabilidad. No tengo nada para darles. Y ellos tendrían mucho para perder.
Pero yo voy a seguir cojiendo porque para eso tenemos genitales. Para eso siento placer. Y por eso puedo expresar sentimientos.

Desgraciadamente, en el fondo de todo esto, algunas personas mantienen esta discusión, no por el aborto en sí, sino para atacar de cualquier forma al sentimiento de libertad sexual que describe a nuestras generaciones.

Aclaro que no voy a discutir este tema porque me parece que todos tienen una posición válida y que el tema es discutible. Mi posición es más emocional que racional y no me importa perder ante los fundamentos. El día que haya que votar algo lo votaré.
Aprovecho desde ya para decirle no a la intransigencia y a la intolerancia de todos aquellos que quieren imponerse con absoluta soberbia.

Y, con todo respeto, agradezco vivir en un país cuyo Estado fue separado de la Iglesia desde hace un siglo. Los que hablan de excomulgar, tendrían que recordar que la coacción moral y las amenazas atentan contra los principios básicos de la democracia.