Saturday, March 29, 2008

FUCK

Haciendo zapping fui a dar a un documental del HBO llamado FUCK (muy bueno por cierto).
En el mismo se analizaba el uso de dicha palabra, los sentimientos que esta genera, y el sentido que cada persona le puede dar a la misma.
Mientras que para nosotros putear es algo bastante normal (por lo menos para mi), para los americanos es algo realmente grosero.
Algunas personas consideraban que el uso de la palabra "fuck" corrompe a los niños y que su influencia incluso puede generar que estos se conviertan en criminales, marginales, drogadictos, etc. Lo más curioso es que no lo dijeron en broma.

A partir que evolucionaba el programa fui notando un verdadero sentimiento de verguenza hacia la palabra. Por ej. un tipo (actor, creo) dijo algo así como: "sentí mucha verguenza al decir fockers en el comedor de mi casa al ver la película". Lo más gracioso es que al decir esto se sonrojó más que Stirling cuando gritó (a media voz) "viva el Partido Colorado".
Tal es la verguenza hacia dicha palabra que la primera vez que se usó "fuck" en un film americano fue en el año 1970. Cuesta creer en que no hay un error de cómputo.


Y la palabra tiene su peso. No crean que no. No sólo es una palabra a la que le dedican un documental de más de una hora de duración. También hay records y competencias.
Por ej. en "Scarface" (una película del GRAN Al Pacino) se dijo fuck 182 veces.

Pero también tenemos límites. Por citar un ejemplo, el guionista de "New York Police Department" dijo que tenían un tope de 24 "fucks" por capítulo no siendo posible excederse de dicha suma. Parece que en el contrato no tenían previsto qué es lo que ocurriría si en una escena de la serie alguien hacía el gesto de sacar el dedo del medio. Como esto ocurrió, el canal de TV dijo que debían cortar la escena porque no surgía nada en el contrato que lo permitiera. Ante semejante argumentación el escritor respondió: "Está bien, si no podemos sacar el dedo del medio sacamos la escena, pero a cambio vamos a decir fuck 24 veces seguidas y sin justificación alguna".

Todo el asunto data sobre la moralidad. El problema no va por imponernos un mínimo de esta, sino por quién es el que determina este mínimo. Parece absurdo que en el "país de las libertades" emborracharse o cogerse a una puta inhabilita a un político a desempeñar su función pública. Lo vimos recientemente con el gobernador newyorkino, quién aparentemente fue muy querido gracias a la corrección de su gestión, pero dejó de serlo cuando todos se enteraron que tenía sexo con prostitutas (similar situación a la de Clinton, aunque este no tuvo un final tan trágico). Es evidente que estas condiciones nada tienen que ver con la función pública. La privacidad y la función pública no deberían confundirse si una no afecta significativamente a la otra.
En cambio, para estos conservadores hay otras cosas que no son tan relevantes cuando deberían estar avergonzados de que estas ocurriesen. No es relevante la discriminación de la comunidad negra, asiática o latina; no es relevante que se le declare la guerra a un país bajo argumentos que hasta el día de hoy no han podido ser comprobados; no es relevante que sea ineficiente la política estatal ante catástrofes como la del Katrina. Para muchos de ellos estas cosas no son motivo suficiente para exigir una renuncia.
¿Acaso es coherente que un padre de familia se vea más molesto por lo que dicen los políticos que por lo que hacen? ¿Es tan importante -para los gobernados- la demagogia como para llegar a estos extremos?

Penalidades. Según este programa, la actual administración aumentó las penas pecuniarias ante el uso de palabras obscenas. El absurdo llega a tal punto que como en este programa se dijo más de 800 veces fuck, la pena debería ascender al pago de 260 millones de dólares (creo que se salva porque es un canal privado). También se dijo que se están proponiendo penas de prisión para quiénes digan "obscenidades" de este estilo en un medio de comunicación.


Estamos respaldando políticas donde se fomenta la restricción de las libertades por encima del control y la responsabilidad. No debería limitarse al arte (música, TV, etc) por el uso de palabras obscenas; sino que debería exigirse a los padres que controlen lo que sus hijos ven y escuchan.
Al fin y al cabo no es justo que tengamos que ver películas cortadas, editadas o censuradas "por si los niños las ven". Eso es un problema de sus padres, no mío ni de la asociación de conservadores reprimidos.
A lo que sí estoy obligado es a hablar correctamente en los lugares que realmente es necesario hacerlo. Pero eso no exige volver a la tontería de la educación "cultural" (http://unamentevriyante.blogspot.com/search?q=televisi%C3%B3n+cultura) fenómeno que entiendo como autoritario y por ende ilegítimo. Libertad queridos, libertad.

"Take away the right to say fuck and you take away the right to say fuck the government."
Lenny Bruce.

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