I had a dream

Paseaba por otros blogs (desconocidos hasta el momento) y a medida que avanzaba en su lectura notaba una notoria falta de calidad y de claridad en mis propias escrituras. Era como una suerte de espejo que me mostraba cómo debía escribir para quedar bien parado, o por lo menos, cómo tendría que hacerlo.
Porque si bien en este blog los objetivos están bien definidos, no por ello deja de ser un puzzle antes de armar. No tengo coherencia ni consistencia. No tengo hilo conductor. Hablo de política, de fútbol, de música, de política, de fútbol, de música, de política, política y política.
Y mi negatividad al escribir excede la catársis y excede la expresión. Incluso excede mi disfraz de crítico y de constructor, de interesado y de social.

No es ni mitad ironía ni mitad puteada, ni siquiera ni mitad ni equilibrio, ni chicha ni limonada. Y mientras pensaba en estas cosas leía a los demás con sus grandes poesías, con sus historias shakesperianas, con sus cátedras políticas, con su humor enfermantemente ácido. Veía palabras como "congratular", "regocijo", "confidente", "impasible", "hilarante" o "penurias", palabras que conozco pero que probablemente no haya escrito ni una sola vez (nótese que no estoy escribiendo "ni en una puta vez") en este casi año de vida de mi más preciado engendro cibernético.

Creo que envidiaba a todos y cada uno de ellos porque de cierto modo sé que no puedo escribir mucho mejor a lo que lo hago. Me falta inspiración y me falta musa (y que nadie me malinterprete con eso que acabo de decir, sobre todo vos, conejita -soy un tierno-). Con los años me dí cuenta que incluso los que consideraba mis mejores poemas son una reverenda basura, pero claro, no di ni oportunidad a que los leyeran ya que la mayoría se conformó con leer los peores.

Y ni que hablar de mis conectores; mis "En efecto", "Claro", "A pesar de", "Aunque", "Y", "Al principio", "Pero claro", "Creo".

Pero claro, por algo ustedes siguen entrando, por algo este blog tiene casi 300 posts en menos de un año, por algo no conozco a la mayor parte de la gente que entra. Y les confiezo que es "congratulante" sentir esa especie de aceptación hacia lo que uno hace, hacia lo que uno escribe. Porque de cierto modo cada vez que escribo algo estoy perdiendo una hora de mi tiempo, o mejor dicho, le estoy dando prioridad a algo que quizás no me hace tan feliz como ver a mi novia, amigos, tomar cerveza, jugar al fútbol, torturar a la guitarra, o mirar Los Simpson.
Quizás a ustedes de verdad les guste que no pueda ser ni mitad irónico ni mitad grotesco, ni mitad culto ni mitad imbécil, ni mitad político ni mitad musical, ni mitad demócrata ni mitad anarco... ni mitad autoritario ni mitad hipócrita.


Sentía necesidad de escribirles esto porque quería hablarles de lo que sentía. Nunca lo hago y no pienso convertir este blog en un diario femenino adolescente donde se cuentan las pelotudeces que pasan (que valga la comparación es lo más parecido que hay a un fotolog mal llevado), pero no por ello no iba a dejar de hacerlo en esta oportunidad. Ayer soñé en cerrar el blog.
Me lo vengo cuestionando desde hace dos semanas, aunque confiezo que no es la primera vez que lo hago. Y sobre todo lo pienso porque tal como me dijo un amigo "para decir pavadas mejor callate". Pasaron casi 10 años y pese a no seguir siendo mi amigo sigue teniendo la razón. En esa y en muchas otras tantas cosas.