Thursday, March 15, 2007

Enamorado

La otra vez volvía caminando de la facultad cuando al pasar por la puerta de un liceo una chica de unos 15 o 16 añitos me mira, mira a la amiga y dice muy alevosamente "que guacho eh?! la concha de la madre!". Como vio que no caí rendido ante la dulzura de su piropo repitió el procedimiento una vez más... y también falló.
Pues resulta que no es la primera vez que escucho (o veo) cosas como esas en la puerta de ese liceo. El año pasado caminaba hacia la facultad cuando ví como dos alumnas (atorrantas) le gritaban a otra (atorranta) que estaba caminando por la vereda de enfrente: "te vamo a matar bo" y la otra respondía "vos y cuántas más che" y el diálogo siguió algo así como "yo sola, gorda de mierda" ; "gorda la ·$·%"· que tiene mi novio" y bla bla bla.
Pero si esto es poco hoy le pusieron la frutilla a la torta. Un policía no dejó entrar a un par de "chicas" a un edificio porque no vivían allí. Entonces arrancaron :"mirá que porque vos tengas gorra no quiere decir que yo me cague contigo, milico atorrante...", "que va a venir mi padre y te va a poner ese palo que tenés en el ·%&" y bla bla bla. Gracias a Dios que el policía no quiso ser menos y las mandó a "lavarse la bombacha".

Conclusiones: No es por tirármela de delicado porque quienes me leen habitualmente saben que no lo soy... Sin embargo una cosa es hablar mal (teniendo la cultura suficiente como para saber que uno habla mal) y otra cosa es ser grasa, ser terraja.
Una mujer puede ser flor de atorranta si quiere serlo (es tan libre para serlo como el hombre putañero), pero (y espero no pecar de machista con el comentario que voy a hacer) cuando se vuelven ordinarias y grotescas la cosa cambia... a mi gusto es cuando empiezan a disimularme que son mujeres.


Sé que quizás no es un post de interés pero quería compartir la experiencia.

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