Friday, August 25, 2006

La resaca de la nostalgia (un estudio científico con fines educativos)

¡Qué duro que es abrir los ojos después de una noche tan nostálgica como la del 24 de Agosto!.
Levantarse, ir al baño y mirarse la cara al espejo; un espejo que en algunos casos hasta siente verguenza de lo que esta viendo y reflejando. Ojos rojos, ojos negros, pelos parados y grasientos, (para ellas) ojeras y los rezagos del maquillaje de la noche anterior.
Los más higiénicos puede que hasta agarren el cepillo de dientes para intentar tapar sus excesos etílicos con pasta dentrífica. ¡Pobre cepillo de dientes! Eso si que debe ser un trabajo ingrato (comentario dedicado a todos los mineros que se quejan por sus condiciones laborales).
Infaltable mandarse el primer orinazo de la matina. Y después, vuelta a la cama.
Con la luz prendida, apagada, con la tele, la radio, solo o acompañado, pero en la cama al fin. Más de uno se habrá dormido en el intento de dejar de sufrir tratando de recordar todas las estupideces que hizo y que lo hicieron quedar bien mal parado con una serie de desconocidos.
De pronto suena el teléfono (que te lo alcance alguien porque sino no lo atendés) indicándote que tus compañeros de batalla llegaron con vida a sus respectivos hogares.
Y se viene el almuerzo. ¡Cómo joden algunos en casa con el puto almuerzo! Poca hambre para los que fueron visitados por Hugo (para los que no lo conocen es el rey -onomatopéyico- del chivo). Más de una madre se preguntará si la nena está a dieta, o por qué al miembro más viril del hogar se le dio por comer arroz blanco o volverse vegetariano.
Uvasal, aspirina, zolben, lentes de sol, todo viene bien. Hasta que abrimos la billetera. Ahí empieza de vuelta el dolor de cabeza. Mamá, papá, se viene el mangazo porque el finde es largo y uno quiere repetir estos nostálgicos momentos...
Y vuelta a la cama. Las madres más estúpidas pensarán que su hijo es todo un perezoso. Los padres más listos te ofertan un vasito de whisky o una checha para bajar la comidita que cayó tan pesada.
Y al final, de tanto vuelta y vuelta, se hizo la noche. Para los más desfavorecidos ya se había hecho la noche desde el momento de levantarse. Para los más partuzeros, la noche todavía no había terminado... andarán en alguna cama desconocida pretendiendo retomar sus andanzas en unas pocas horas (qué no te engañen los gringos hollywoodenses envidiosos diciéndote que podés terminar en una bañera con hielo!!!).

Es un placer haber compartido esta historia que me acabo de imaginar combinada con algunas anecdotas que he escuchado por ahi. Bueno, los dejo porque me voy a tomar un Uvasal que se viene el Hugo.
SALUDOS!!!

PD: Mis mas ingratos deseos para la resaca del queridísimo amigo N.R.Dn; ese que cada vez que lo invito a hacer algo dice que no porque está estudiando, es muy caro o está cansado y termina saliendo con otra gente.

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